Crecí en un entorno rural en el que se hacía más hincapié en adoctrinar y aprender métodos mnemotécnicos que en fomentar la creatividad y potenciar las capacidades de los estudiantes de primaria. Una vez que terminé mis estudios primarios me encaminé a la siguiente etapa y me fue muy fácil entender lo ignorante que era en general, y en particular en asuntos de ciencias. Curioso por naturaleza y amante de los mecanismos, rápido vi la necesidad de aprender matemática y física, como herramientas de ayuda para poder comprender lo que en ese momento necesitaba. Después, con el paso de los años, he visto que, aunque mucho me ayudan mis conocimientos técnicos y lo poco que sé de matemática aplicada a la física, mi verdadero crecer como persona se basa en lo poco que he aprendido de humanidades, psicología e historia. Como mi ignorancia crecía de forma proporcional al conocimiento que iba adquiriendo, era esto como un estímulo para seguir adelante. Pero como bien sabéis quienes me conocéis, soy un buen estudiante para lo que me interesa y poco aplicado en aquello que no veo la utilidad, cada vez me fui enfocando más en lo que había elegido, que era automoción, mecánica y electricidad del automóvil, así se llamaba entonces. Fue una época que nunca podré olvidar, marcó de forma permanente mi historia, hay dos componentes que siguen estando presente en cada cosa que hago, como si en aquella etapa hubiesen impregnado mi ser y ahora siguieran destilando su aroma en cada cosa que hago. Por un lado, la edad en la que se desarrollaron los estudios secundarios, experimenté un cambio importante, pasé de ser un preadolescente a ser un adulto, esto en sí ya supone cambios importantísimos que definen el camino que se recorre hasta mucho tiempo después, en algunos aspectos para toda la vida. También han dejado huella tanto la situación geográfica de los dos colegios como el ideario tan diferente de cada uno de ellos. Pero mirando desde el punto de vista de la formación, me centraba cada vez más en un área demasiado aislada, sentía que me estaba encasillando demasiado, pero aprendía cada vez más teoría de automoción y cada vez me sentía mas interesado con las prácticas, ya que según avanzaba eran más realistas y conseguía disfrutar haciendo variaciones de los estándares para conseguir un resultado buscado. Cuando aún faltaba más de un curso para terminar esta fase, llegó la gran pregunta, tanto en el ambiente familiar como desde el colegio, ¿cual es el siguiente paso? Sinceramente, yo no pensé nunca en ponerme a trabajar de mecánico a tiempo completo. Durante las vacaciones hacía algún trabajo real para afianzar mis conocimientos, por el placer de practicar una cosa que me apasionaba y por obtener algún ingreso, pero no veía como mi objetivo en la vida trabajar en un taller con dedicación total. Con el debate que trajo la pregunta, gracias a la ayuda de mis padres y hermanas, algunas otras personas influyentes en mi entorno familiar y con el apoyo de mi tutor, empecé a preparar mi ingreso en la Universidad Politécnica de Madrid en la carrera de Aeronáutica. Realmente me veía más en la parte de Propulsión Aeroespacial que en diseño de Aeronaves, pero eso aun no tenía que decidirlo, ya era suficiente tratar de mantener el nivel en matemáticas y física y el esfuerzo para preparar el resto de asignaturas manteniendo un rendimiento alto. Esta etapa también terminaría, es necesario cerrar una etapa para comenzar otra, pero algo de ella sigue vivo en mi, la pasión con la que aprendía aquellas cosas que tanto me gustaban y el empeño que ponía para conseguir el resto de lo que necesitaba, ambas cosas siguen formando parte de mi día a día, por suerte. Y con todo eso en la mochila continuaré mi viaje, pero antes, quiero dejar aquí un poco más claro lo que me aportó todo lo que aprendí sobre automoción.. En breve podrás ver esta publicación.

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