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El interesante mundo de los mecanismos

El interesante mundo de los mecanismos

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Siempre que llegaba a mis manos un juguete con un mecanismo, primero disfrutaba creando algunas historias con el juguete, supongo que como la mayoría de los niños. Cuando pasaban algunos días, empezaba a buscar la forma de entender como funcionaba el mecanismo, desmontarlo, montarlo y encontrar, cuando era posible, nuevas funcionalidades.

Tal vez sea la misma razón la que me impulsa a querer explorar lo desconocido la que me obliga a entender lo que se esconde detrás de cualquier caja negra. Es difícil de explicar el porque, pero ya desde muy pequeño sentía esa necesidad de entender como funcionaban las cosas.

Cuando he hablado de este asunto con adultos, resulta que es una característica de algunos de nosotros, pero que no es generalizada, cosa que yo consideraba cierta en mi niñez. Por ello me extrañaba que los otros niños no les diesen a algunos juguetes las múltiples funcionalidades para las que estaban diseñados.

La verdad es que tengo varias anécdotas, solo o acompañado, pero en especial recuerdo una especial que está relacionada con dos figuras que son un gran referente para mi, una por la fascinación que me produce y la otra por que sin ella yo no estaría escribiendo esto.

No se por que siempre me ha fascinado el agua, sigue siendo algo que no logro descifrar, pero me puedo pasar horas mirando el mar o un embalse, sintiendo una paz que en pocos lugares encuentro, incluso cuando hay una gran tormenta, el mar me inspira paz.

La otra figura es la de mi padre, del que tanto he aprendido, pero sobre todo la forma tan personal que ha utilizado para enseñarme. He llegado a comprender algunas de las cosas que me enseño justo en el momento en el que las he necesitado.

Tendría yo unos seis años y era una época en la que mi padre tenía que pasar temporadas fuera de casa por trabajo, y aquello nos hacia echarle de menos y esperar ansiosos que volviese.

La verdad es que cuando solo se trataba de una semana, era fácil esperar al viernes o al sábado por la mañana para verle, cuando los viajes eran de varias semanas o meses se hacia mas difícil. Algunas llamadas de teléfono y las cartas que nos leía mi madre era la comunicación que existía en la aquella época. En general no veía el momento de volver a ver a mi padre.

En un viaje de aquellos que duró cerca de seis meses, volvió mi padre con muchas ganas de estrecharnos entre sus brazos, tantas como nosotros teníamos de que lo hiciese, había cola en casa para estar con el. A la felicidad de mi familia por el reencuentro se sumó la sorpresa cuando mi padre abrió una maleta y empezó a sacar regalos, yo no soy capaz de recordar que entregó a mi madre y a mis hermanas, pero nunca olvidaré mi regalo.

Se trataba de un camión de bomberos con su escalera desplegable, su sirena y unos detalles que lo hacían el camión mas bonito que yo había visto nunca. Tenía una descripción en la caja, que no era capaz de entender ya que estaba escrita en francés. No pare hasta que conseguí que me ayudasen a traducirla.

Cada día jugaba un ratito, lo que me permitían la verdad, con mi camión, que tenía además un remolque con un deposito y una bomba de agua con su manguerita. ¡¡¡Ya sé lo que estás pensando EUREKA!!! con esto puedo salpicar, con lo divertido que es. Pues sí una vez está bien, y lo que viene después también, la pelea a ver quien moja mas al otro y esas cosas que ocurren tan a menudo cuando somos niños pero que van despareciendo, pero no por ello pierden su lado divertido.

Pero rápido me dio por investigar como funcionaba la bomba, la desmonté, sabia que mi madre me castigaría si lo rompía, con lo que separé la bomba con sumo cuidado del depósito y me di cuenta que por separado no tenían sentido, el depósito tenía un agujero por el que se perdía el agua y la bomba impulsaba aire desde un extremo al otro.

Parecía que no tenían sentido por separado. Lo siguiente que se me ocurrió fue desmontar la bomba para entender como impulsaba el agua, ahora soy capaz de comprender que es algo sencillo, en aquel momento me fascinó el artificio.

Se trataba de un mecanismo que impulsaba una membrana que generaba presión con de fin de empujar el agua con suficiente fuerza para que saliese disparado por la manguera. Fabuloso, pero veía algo que podía mejorar.

El hecho de que estuviese anclada en un deposito le restaba muchas aplicaciones, por lo que rápido pensé en buscar una manguera y conectarla en la entrada que originalmente estaba conectada al depósito. Ahora ya tenía una bomba que podía mover agua desde un sitio a otro, achicar una zona inundada o simplemente jugar a salpicar.

También pensaba que, si pudiese encontrar la forma de impulsar la bomba de una manera continua, podría subir agua a zonas que no la tenían. Esta en estos pensamientos cuando mi madre se dio cuenta de que ya lo había vuelto a hacer, había desmontado el juguete nuevo, reprimenda, se montó un poco de alboroto y apareció mi padre, la cosa empezaba a ponerse seria.

Mi madre le explicó que había vuelto a hacerlo, que siempre tenía que desmontar los juguetes para ver lo que tenían dentro, que por que no podía jugar como el resto de los niños, lo que creo que estaba buscando era la forma de que mi padre me castigase por esta actitud.

Mi padre tomó las riendas del asunto y entonces esperaba, como siempre, intentar entender el rumbo de la conversación. Si lo notaba amable, es que había visto algo que le había gustado, si empezaba seco, sabía que acabaría en castigo. Me formuló una pregunta seca, ¿por que lo has hecho? Estaba perdido.

Por fortuna, mi respuesta, sincera como los niños son, capto su atención. Le respondí que quería jugar y saber como funcionaba. Posiblemente lo que vi en su cara es lo que expresan los padres cuando sienten que sus hijos disfrutan jugando, no olvidaré aquella cara nunca. Una sonrisa liviana y un gesto de aprobación.

En aquella época teníamos un huerto con una fuente en la parte mas baja del mismo, traté de explicarle a mi padre que, si conseguía la suficiente fuerza para impulsar el agua, con algo similar podríamos subir el agua de la fuente para regar todo el huerto.

Años después, en mi adolescencia seguía muy interesado en conocer mecanismos. Pero eso ya es otra historia.

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